jueves, 23 de agosto de 2007

necrofagia

Al llegar al lugar indicado por nuestro confidente hallamos lo ultimo que quería encontrar esa noche.Allí,entre las bolsas de basura abandonadas,junto al mugriento contenedor,estaba el fiambre.Una triste farola ,con pocas ganas de estar allí, apenas alumbraba enmedio de la calle.Los gatos merodeaban con la barriga satisfecha,no demasiado ,para estar siempre alerta a su felino instinto,como samurais de medio pelo.
Encendí un cigarro.Realmente no fumo,pero lo he visto hacer en tantas películas de cine negro que no se hacer nada sin la cosa entre los dedos.Con su humo y todo.
Mi compañero de patrulla,Robin,quería tocarlo,hacer un primer diagnostico,pero le dije que no,que esperara.El fiambre estaba dentro de una bolsa transparente,cerrada con un nudo apresurado pero certero.Parecía,¡que curioso!,que lo hubieran querido preservar del fétido entorno.Este fue un detalle macabro que,lógicamente,no escape a mi instinto de sabueso adiestrado en cientos de casos.
Mire el humo ascendiendo con parsimonia,apenas iluminado por la tibia luz,donde bailaban moscas ahitas de detritus y escorias,que de todo había.Mire el humo y no me dijo nada.¡Que curioso!,mira que me gusta esta expresión,¿cuantas novelas de detectives no habré leído donde,con el detalle mas absurdo se han solucionado casos de notable enjundia?Sin embargo, lo único que conseguí,mientras miraba el humo,fue quemarme.
Ante mi maduro aspaviento,Robin,imberbe aspirante a inspector,trago una leve sonrisa que trato de disimular.No lo consiguió.Le hubiera reventado la cabeza allí mismo pero,a pesar de ser imberbe y pelirrojo,me sacaba dos cabezas por lo alto y a lo ancho.Lo pensé mejor y di otra vuelta alrededor del fiambre.Opte por autorizarle a abrir la bolsa.Robin lo examino,lo tanteo y la cara se le ilumino:¡SALAMI!.¡A tomar porculo mi dieta de la alcachofa!
Esa noche,de cielo estrellado y hambre canina,Robin,servidor y unas cuantas cervezas acompañamos media tripa del delicioso fiambre a nuestros estómagos.Sin remordimientos.Estaba de muerte.

miércoles, 1 de agosto de 2007

se inicia el camino del guerrero

Su buzón escupía cartas sin lugar a tregua alguna.Sabia que alguna de ellas contendría instrucciones precisas para la que seria su primera misión en la FILIAL.
Un ruido al final de la calle,túnel oscuro donde se pierde la esperanza envuelta en vapores negros de soledad,alerto su atención.No tenia su piel curtida en el trabajo de la alarma pero el chirriante sonido,quizá una lata de refresco,de Mirinda de fresa,quiza un arma rozando aspera contra la pared,fue suficiente para que le recorriera por la espalda,en busca del sitio donde el cerebro guarda el miedo,un hilo frió de miedo atavico,animal.
Ya no se manejaba con las cartas como debiera,no mantenía la atención necesaria para limpiar de paja el paquete epistolar.Le habían hablado del sistema empleado,por otro lado pelin absurdo,para comunicar datos fundamentales sobre las misiones que darían de comer a su famélico currículum de espía.O Miembro.
Desde que conoció a Andrea,la mujer que le había robado la prudencia en su proceder,la vida de Johnson ardía ,consumiendo sin piedad,la dosis de prudencia que de niño inyectaron en su mochila de perfecto Boy scout.Se hallaba inmerso en un proceso de autorrevalorizacion.Daba alas a cualquier pensamiento que lo convirtiera en un dios urbano,remedo de superheroe de tebeo y rebosaba de testosterona dispuesta a inundar el mundo.
Cuando saco la cabeza de entre las cartas,despeinado por la zozobra que en su persona produjo la amenaza sonora,tenia entre sus dedos una misiva de color negro.FUNERARIA EL CORTE INGLES,"Muerase a gusto" rezaba el eslogan en letras grises.Un timbre con un señor de bigote,caído a los lados como un vulgar Fumanchu,amortizaba el envío postal.De su interior solo una cuartilla plegada y un montoncillo leve de cenizas.Yacían en un suelo de plaqueta barata y sucia,tan sucia como puede ser la plaqueta blanca ,con sus juntas de tierra mal colada ,en un bar de playa.Se iba.La ceniza se iba y el color de sus ojos volvía a su memoria.Sus formas y el perfume de su entrepierna volvían,jadeantes a su recuerdo.Un escaso azote de su melena cuando abrió la ventana para fumar.Instalados en su cabeza todos estos recados de la consciencia,ensoñaciones húmedas de entrepierna magullada por una tristeza no buscada,no deseada,regalada quiza por la dejadez numerosa.
"Chocolate para los churros,azúcar y un interviu para unas pajillas",este era el mensaje.Cazo con la mirada el sonido de una moto de baja cilindrada.Atravesaba la calle con la cola de humo alguien tapado por un casco.Una camisa granate y una mecha amarilla escapando delatora.No le dio tiempo a esconderse.Una mano hambrienta de muerte apretó el gatillo que acabo con la vida de Johnson.La moto se fue,dejo solo un cadáver que había vivido solo.
Tres calles mas allá.guarecido por la oscuridad de una falta de presupuesto municipal,el motorista se quito el casco,soltó su pelo y tiro la camisa granate al contenedor de una basura con ganas de dormir en algún vertedero confortable.De una pequeña bolsa una camiseta,de una luna grande luz para su frente.No era un motorista era una mujer.